“En un momento en el que el mundo se está movilizando para combatir la propagación del virus COVID-19, son muchos los países que están adoptando debidamente medidas excepcionales que limitan el transporte aéreo y los movimientos transfronterizos.

Y para muchas personas en todo el mundo, sus vidas han quedado paralizadas o se están transformando de una forma que nunca habríamos imaginado.

Pero las guerras y la persecución no cesan, y hoy, en todo el mundo, hay personas que siguen huyendo de sus hogares en busca de un lugar seguro. Me preocupan cada vez más las medidas adoptadas por parte de algunos países que podrían bloquear por completo el derecho a solicitar asilo.  

En este contexto único de crisis en el que nos encontramos, todos los Estados deben gestionar sus fronteras de la manera que consideren más apropiada. Pero las medidas que se adopten no deben llevar al cierre de las vías para el asilo, ni a forzar a las personas a regresar a situaciones de peligro.

Hay soluciones. Si se identifican riesgos sanitarios, se pueden poner en marcha medidas de control junto con la realización de pruebas médicas, la cuarentena u otras opciones que permitirán a las autoridades gestionar la llegada de solicitantes de asilo y personas refugiadas de forma segura, a la vez que se respetan los estándares de protección internacional para los refugiados concebidos para salvar vidas.

En estos tiempos difíciles, no nos olvidemos de quienes escapan de la guerra y de la persecución. Hoy más que nunca necesitan, como lo necesitamos todos y todas, solidaridad y compasión”.

Puedes consultar aquí las Consideraciones jurídicas sobre el acceso al territorio para las personas en necesidad de protección internacional en el contexto de la respuesta frente al COVID-19.

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